Saturday, April 20, 2024
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Crítica de ‘El misterio del dragón’

NAZIA BARANI ARTNEWSPRESS: Para quienes busquen aventura, fantasía y diversión sin prejuicios etnocéntricos.

Dirección: Oleg Stephenko
Reparto: Jason Flemyng, Xintong Yao, Anna Churina, Jackie Chan, Arnold Schwarzenegger, Yuri Kolokolnikov País: Rusia, China Año: 2019 Fecha de estreno: 10-1-2020 Género: Acción-Fantasía Color o en B/N: B Guion: Dmitry Paltsev y Alexey A. Petrukhin Fotografía: Ivan Gudkov y Man-Ching Ng
Sinopsis: El cartógrafo inglés Jonathan Green recibe la orden de crear un mapa de la lejana Rusia. En su largo viaje, Jonathan vivirá todo tipo de aventuras, desde enfrentamientos con extrañas criaturas y batallas con maestros en artes marciales hasta brujas milenarias ocultas en los rincones más recónditos de la legendaria China. Pero todas las pruebas parecerán un juego de niños cuando tenga que enfrentarse al mayor de los enemigos jamás creado por la magia negra: el gran Rey de los Dragones.

Lo mejor: su descarado saqueo del imaginario europeo, ruso y oriental.

Lo peor: que el dragón chino se come al oso ruso.

Aquellos que seguimos con cierto interés y mucho esfuerzo el cine comercial y de género que viene de Rusia y los países del Este de Europa disfrutamos hace unos años el placer de descubrir Transilvania, el imperio prohibido, una película que, sin especiales pretensiones, adaptaba con cierto estilo temas fantásticos, folklóricos y literarios netamente eslavos, en especial el maravilloso relato de Gógol El Viyi, que ya fuera objeto de un clásico del cine ruso en los 60, a la sensibilidad hollywoodiense, pulp y espectacular actual, con influencias de Sleepy Hollow, Van Helsing o Abraham Lincoln, cazador de vampiros (curiosamente dirigida por un ruso), entre otras. Ahora, el mismo realizador, Oleg Stepchenko, nos ofrece una nueva aventura de su renuente héroe ilustrado, apropiadamente encarnado por Jason Flemyng, pero en esta ocasión llevándolo a nuevos territorios: el Lejano Oriente y, por ende, el cine de artes marciales mitológico de Hong Kong o Wuxia.

El resultado, más irregular que su anterior y superior entrega, no deja, sin embargo, de tener su gracia. Más aún si se tiene en cuenta que en este exótico invento participan también, a título de productores y coprotagonistas, ni más ni menos que Jackie Chan y Arnold Schwarzenegger quienes, como no podía ser de otra manera, ofrecen a sus fans un inverosímil pero divertido duelo de voluntades y bofetadas como panes. Una vez más, sin embargo, lo que diferencia agradablemente El misterio del dragón de modelos occidentales como la saga Piratas del Caribe o las momias de Stephen Sommers, es su desinhibida depredación de tópicos y elementos propios de la novela de aventuras e histórica europea, conjugando de forma demencial e iconoclasta al Hombre de la Máscara de Hierro de Dumas con ecos de los falsos Dimitri, la Torre de Londres con la Ruta de la Seda y convirtiendo ni más ni menos que al tirano ilustrado por excelencia de Rusia, Pedro I el Grande, en héroe de swashbuckling. Combinando las rutinas heroicas del Wuxia con el sentido de lo maravilloso ruso, heredero de los filmes de Aleksandr Ptushko, Konstantin Ershov o Aleksandr Rou, Stepchenko construye un producto que responde a las superproducciones de Hollywood en sus mismos términos, a la vez que se esfuerza denodadamente en mantener unas señas de identidad propias, aunque en esta ocasión cercanas a -y cercadas por- un dragón chino que está a punto de merendarse al oso ruso, arrimando el ascua a su marcial sardina.

Por otra parte, más allá de su innegable dosis de entretenimiento, espectáculo y extravagante diversión, el juego constante de suplantaciones, dobles y falsas identidades que constituye el meollo de la inverosímil trama, sumado a la colaboración tanto real como ficticia entre productores y héroes rusos y asiáticos, puede y debe dar lugar a sabrosas reflexiones acerca de un nada desdeñable contubernio euroasiático, que aproxima posiciones no sólo estéticas o cinematográficas, sino también económicas y hasta políticas, entre Rusia y China, beneficiándose de la decadencia de los héroes de acción occidentales como Arnie, para ofrecernos alternativas sorprendentes y resultonas a un imaginario fantástico hollywoodiense cercano ya al agotamiento. Puede que producciones exóticas como El misterio del dragón nunca lleguen a suplantar a los superhéroes y las superproducciones de Hollywood, pero son inquietantes síntomas de que más de la mitad del mundo civilizado –sumad China y Rusia, más mercados aledaños- puede empezar a prescindir de ellas.

https://fotogramas.es

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