Thursday, April 18, 2024
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Críticas Guadalupe Reyes

ARTNEWSPRESS: Martín Altomaro y Juan Pablo Medina encabezan con gracia una sorpresiva comedia decembrina.

Parece mentira, pero dentro de nuestra amplia filmografía nacional no teníamos una sola película completamente enfocada en el mítico maratón Guadalupe Reyes y todo lo que conlleva realizarlo. Tenemos clásicos navideños, decenas de películas religiosas y hasta una divertida comedia de enredos que iba de una fallida pastorela a un enfrentamiento entre demonios y judiciales. Sin embargo, el Guadalupe Reyes había pasado desapercibido por las pantallas.

Por ello, es de entrada refrescante toparse con un título como Guadalupe Reyes (2019), que toma como contexto la popular época comprendida del 12 de diciembre al 6 de enero. Pero lo que resulta realmente fresco es cómo esta comedia utiliza como pretexto el maratón para contar una divertida historia de amistad entre dos sujetos al borde de la irrelevancia.

Todo inicia como una fantasía masculina. Luis (Martín Altomaro) y Hugo (Juan Pablo Medina) son dos amigos que disfrutan y comparten las experiencias y metas de la juventud. Un día, frente a la cámara, los inseparables compinches prometen cumplir a cabalidad el maratón Guadalupe Reyes: 26 días de peda que, como se dice en una de las escenas de la película, ni Maradona en sus mejores días podría aventarse.

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El reto jamás se cumple y el par de amigos comienza a vivir su propia vida. Una década después, Luis es un patético godínez que poco ha hecho para prosperar en su trabajo, sus superiores no lo toman en serio, sus compañeros lo encuentran gris y su esposa lo considera un amargado y además lo engañó frente a la mirada de sus compañeros de trabajo. Su amigo está en un lugar peor. Al acercarse a los cuarenta, Hugo se ha convertido en el típico “chavorruco” que dedica sus días –y especialmente sus noches– a fiestear y rodearse de puros chavos a los que claramente ya no puede seguirles el ritmo.

Mientras se recupera de una cruda, Hugo tiene una idea brillante (o al menos eso cree): reencontrarse con su amigo “el Tangas” para, por fin, respetar su acuerdo y celebrar el Guadalupe Reyes como se debe.

Cualquiera que se encuentre con el tráiler o el póster de Guadalupe Reyes se podrá imaginar que estamos ante una comedia ramplona que presentará a dos sujetos rindiéndose al alcohol por medio mes y sufriendo un sinfín de experiencias que rayan en el mal gusto. El resultado no podría ser más lejano a ello pues, si bien el guion escrito a seis manos por Erik Zuckermann, Harald Rumpler y Marcos Bucay sí contempla una serie de fiestas que salen mal –desde una pastorela en los alrededores de la Basílica de Guadalupe hasta una “incendiaria” fiesta de amigos–, la historia no se queda ahí. Desde sus primeras escenas, la cinta está más interesada en presentar el inicio, desarrollo y posible fin de un bromance que en llevarnos por borracheras sin control ni repercusiones.

La clave aquí es que los personajes de la película y los propios involucrados en el filme están persiguiendo una fantasía. Una idea que a todos nos surge en la adolescencia (¿quién no planeó viajes, fiestas y hasta familias con sus amigos en un día cualquiera?) y que suele quedar un paso adelante de nuestra realidad y presente. Entre pulquerías y paradas técnicas en pleno segundo piso del Periférico, Guadalupe Reyes desarrolla un imposible y lo hace de la forma más divertida posible. Ahí es donde radica la sorpresa.

Al sortear la comedia simple, la ópera prima de Salvador Espinoza se convierte en un divertido e irreverente ejercicio de amistad pura, cosa que queda más que clara en algunas de sus mejores escenas. Por ejemplo, una incómoda cena navideña familiar, con mención especial a la aparición de Ofelia Medina y Salvador Zerboni, o una fiesta rodeada de famosos donde el alcohol y las ambiciones se convierten en un peligro para la amistad de los dos personajes principales.

Otra de las cosas notables en pantalla es la excelente química que existe entre Juan Pablo Medina y Martín Altomaro, las dos grandes joyas de esta película. Se puede percibir la amistad y el compañerismo que existe entre los actores, que vuelven a trabajar juntos después de 10 años de no coincidir en algún proyecto; también su amplio manejo de la comedia y talento nato. Sin ellos, la película no sería lo que es.

Buscando convertirse en un clásico de la temporada, Guadalupe Reyes es una gran opción para ver con los amigos durante las vacaciones decembrinas y quizá recordar viejas promesas. No recomendamos cumplirlas. De hecho no recomendamos aventarse el Guadalupe Reyes, a menos que nos refiramos a esta divertida comedia mexicana.

+ Lo mejor:  El reparto, tremendamente encabezado por Juan Pablo Medina y Martín Altomaro. Además de las participaciones de Paco Rueda, Memo Villegas (convertido en una estrella en ascenso) y el mismísimo Doctor García, el futbolista y comentarista Luis García.

– Lo peor: Al tratarse de una película sumamente masculina, el guion deja de lado a todos los personajes femeninos que aparecen a lo largo de su historia. Estos, al encontrarse como simples figuras secundarias, se desdibujan entre estereotipos añejos propios del género y situaciones sin importancia.

? Dato curioso: La escena en la que Martín Altomaro hace malabares con dos en llamas no necesitó de dobles. El actor de Soy tu fan se aventó a hacer todo eso… y en calzones. ¡Aplausos al “Tangas”!

> Veredicto: Palomera

Guadalupe Reyes
México, 2019
Dir. Salvador Espinoza
con Juan Pablo Medina, Martín Altomaro, Begoña Narváez, María de la Fuente
Estreno en México: 29 de noviembre, 2019

https://sectorcine.com

Andrés Olascoaga

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