Friday, April 26, 2024
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Crítica de ‘Abominable’

ARTNEWSPRESS: Para adeptos a la fórmula Dreamworks y amantes del cine familiar sin pretensiones.

Dirección: Jill Culton, Todd Wilderman
Título en V.O: Abominable
País: Estados Unidos Año: 2019 Fecha de estreno: 11-10-2019 Género: Animación Color o en B/N: Color Guion: William Davies Música: Rupert Gregson-Williams
Sinopsis: Yi es una adolescente más en la enorme ciudad de Shanghai. Un día, se encuentra a un joven yeti en la azotea de su edificio. La supuestamente “abominable” criatura, que se ha escapado del laboratorio donde estaba encerrado, está siendo buscada por toda la ciudad. Junto con sus ingeniosos amigos Jin y Peng, Yi decide ayudarle a huir, le bautizan como “Everest” y los cuatro se embarcan en una épica aventura para reunir a la mítica criatura con su familia en el pico más alto del mundo.

Lo mejor: su honestidad y la preciosa secuencia que tiene lugar junto al Buda Gigante de Leshan.

Lo peor: le cuesta arrancar.

Dreamworks nació con la intención de intentar hacerle sombra a la todopoderosa Disney, aunque cuando Pixar se situó en el mapa, se le puso entre ceja y ceja, cuanto menor, igualar sus logros. El tiempo ha puesto a cada uno en su lugar y, consciente de sus limitaciones, la empresa fundada por Spielberg, Katzenberg y Geffen se ha dedicado a crear unas cuantas exitosas franquicias, unas mejores y otras peores, sin otra pretensión que el simple y digno entretenimiento para la chavalería a costos razonables y, claro está, con el objetivo de marcarse buenas recaudaciones con las que llenar la caja de caudales, dejando a Illumination el papel de churrería de la animación. En ese papel que Dreanworks se ha visto obligada a asumir hay que enmarcar este cuento que tiene como protagonista al mito del abominable hombre de las nieves, a.k.a.Yeti, justo un año después del estreno de la discretísima Smallfoot y pocos meses después del estreno de la reivindicable Mr.Link: El origen perdido.

Esta operación dirigida a conquistar el mercado chino -no en vano son coproductores, un estudio de allí ha colaborado en su consecución, y está ambientada en aquel país- se mantiene en esa zona de confort en la que tan bien se mueve: amontonando clichés, aunque lo hace con criterio; sin que la originalidad se encuentre entre sus virtudes, pero teniendo corazón, siempre con las buenas intenciones por delante; bien trabajada a nivel visual; y con esos golpes de humor que funcionan a rachas. Y además, hay que agradecer que deje de lado esos subrayados que suelen ser tan molestos, y que en su historia, donde vuelve a quedar clara la huella de Spielberg y su inmortal E.T. -esos poderes mágicos del Yeti-, haya personajes que evolucionan y que, como buena cinta de animación, la mayoría de ellos reciben una lección que transforma sus vidas.

Jill Culton, otro de los talentos surgidos de Pixar, propone una road movie con una parte central que es la que tiene más interés, ya que la resolución se antoja previsible, y que sigue fielmente el patrón de otras exitosas franquicias como Kung Fu Panda y, sobre todo, Como entrenar a tu dragón. Todo para dar cabida a temas como el dolor y la pérdida con la música como vínculo, en este caso, a la figura del padre ausente, el autodescubrimiento, la aceptación del que es diferente y aporta un discurso a favor de la ecología, aunque resulta curioso que los dos países que la producen sea, en realidad, los que más perjuicios causan al medio ambiente. Y todo ello sin renunciar a la pertinente dosis de acción, como ese mini-homenaje a Tarzán en Nueva York. Sí, definitivamente, la zona de control le está sentando de fábula a Katzenberg. Ahora ya sabe qué liga juegan.

https://fotogramas.es

BLAI MORELL

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